Acaba de producirse un sismo de 4.6 grados en Matucana, con onda
expansiva en Lima, y nuevamente salta a la vista una ocupación del
territorio que pone en riesgo a las personas. Sin duda, si la intensidad
del sismo hubiese sido mayor, las víctimas serían muchas.
Igualmente, el sismo nos recordó que cerca de Matucana se encuentra el
relave minero de Tamboraque, ubicado muy próximo al borde del río Rimac. Si
este colapsara producto de un movimiento sísmico, Lima se quedaría sin agua.
Estos hechos nos recuerdan lo importante y urgente que es la
planificación territorial y su enfoque de gestión de riesgos. A partir de este
caso podemos concluir que la planificación territorial debe ser urbano y
rural y además vinculante, para que sea respetada por todos.