martes, 24 de julio de 2012

Ordenamiento del territorio eje estratégico para la gestión de riesgo de desastres


El ordenamiento territorial no sólo se refiere a la organización espacial del territorio o al aprovechamiento de los recursos naturales, este se constituye también en un eje estratégico para la gestión de desastres. Millones de personas que viven en la periferia de las ciudades, privadas de servicios básicos y de condiciones básicas de habitabilidad. Allí residen también grandes grupos de población vulnerable ante fenómenos naturales como los sismos, huaycos, deslizamientos u otros eventos; pero también a eventos de carácter antrópico como incendios, exposición a agentes contaminantes y otros.

El ordenamiento territorial y la gestión del territorio cumplen aquí un rol protagónico, al contribuir a la reducción de la vulnerabilidad humana y orientar la ocupación del territorio e intervenciones que conduzcan para reducir el riesgo de desastres. Es conocido que las principales ciudades del país han crecido de forma desordenada, generando grandes cinturones de asentamientos humanos que se ubican en cerros con fuertes pendientes alrededor de dichas urbes. Sin planificación estos asentamientos crecen y se consolidan, convirtiéndose en zonas de muy alto riesgo. Defensa Civil ha señalado durante años que nuestra ciudad capital es vulnerable a deslizamientos de tierra, derrumbes, aluviones, huaycos, erosión, tsunamis, sismos. En abril pasado, por ejemplo, un huayco dejó más de 1,600 damnificados, 3,481 afectados y 326 viviendas colapsadas en Chosica. El desastre se produjo en el Asentamiento Humano Virgen del Rosario. Este desastre y muchos otros pudieron prevenirse, pues es conocido el historial de desastres, los fenómenos desencadenantes y se encuentra ubicada la población vulnerable. 

A pesar de ello, no se ha podido impedir que la población se instale en las zonas afectadas varias veces por huaycos y otros eventos. El último huayco de gran envergadura en Lurigancho – Chosica ocurrió el 9 de marzo de 1987. ‘’Además de planificar el desarrollo de la inversión pública y privada, también se planifica el espacio de los centros poblados en los ámbitos urbanos y rurales. Se ordena el territorio para prevenir riesgos de desastres, teniendo en cuenta las amenazas y vulnerabilidades naturales, así como los provenientes de las actividades humanas’’, menciona el ex viceministro del Ambiente, Hugo Cabieses. La ciudad de Cerro de Pasco es otro ejemplo. Actualmente se encuentra tugurizada y hacinada. Las operaciones mineras se desarrollan muy cerca a la ciudad, existe contaminación de los suelos, el aire, los ríos, deforestación de bosques. Un gran tajo abierto, producto de la actividad minera, separa los distritos de Chaupimarca y Yanacancha. Las principales cuencas hidrográficas y algunos suelos han sufrido los efectos de la contaminación a consecuencia de más de 50 años de explotación de minerales en esta región. 

 En la ciudad de Supe Puerto, los peligros naturales constituyen una seria amenaza para la seguridad física de la zona urbana. El Instituto de Defensa Civil (Indeci) reconoce como vulnerables al sector Chacarita-AAHH Andrés A. Cáceres y la Calle Concepción-Fábrica Conservas INCA FISH. En estas zonas los periodos de intensa precipitación pluvial originan la ruptura de canales de regadío y debido a la construcción rústica de las viviendas se han causado pérdidas materiales de enseres y de ambientes de la vivienda. En la Región Cusco, durante los meses de enero y febrero 2010, una temporada de lluvias extraordinaria produjo numerosos eventos desastrosos, generando considerables pérdidas sociales y económicas. 

Una de las zonas de mayor riesgo en la región es Aguas Calientes, el principal centro poblado en el camino a Machu Picchu y que se encuentra localizado sobre un terreno aluvial donde en cualquier momento podría ocurrir un huayco. Actualmente viven aproximadamente 10 mil personas y se ha convertido en una de los principales puntos de hospedaje de los turistas antes de ir al santuario. En el 2004 hubo una situación de emergencia, se produjo un huayco que se llevó varias viviendas y la crecida del Río Urubamba. Cabe señalar que la UNESCO recomendó no permitir la expansión urbana de dicho centro poblado y se debe impulsar un crecimiento económico ordenado. En el Callao, decenas de niños del asentamiento humano Hijos del Cuarto Sector cercana a la zona industrial de Néstor Gambeta fueron contaminados con el plomo que es transportado a diario por camiones que descargan la mercadería en grandes almacenes ubicados muy cerca a sus viviendas. Debido a que el metal es transportado sin la seguridad adecuada termina derramado por las pistas y veredas donde caminan y juegan los niños. Estos son algunos ejemplos de cómo nuestro país sigue creciendo de manera desordenada, sin ningún planeamiento y ordenamiento territorial. 

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